Crianzas y Viñedos santo Cristo

Información generál

NUESTRA HISTORIA

La vid, junto al trigo y al olivo, es uno de los cultivos fundamentales de la triada mediterráneo, y a la vez propia de la cultura grecolatina.

Los primeros vestigios del cultivo de vid nos remontan al s. II a. C. Se han localizado restos de ánfora que demuestran un activo intercambio comercial en torno al vino.

Fueron los romanos los que construyeron la base del actual sistema hidrológico; y por tanto, los primeros en adecuar los recursos agrícolas de la zona, entre ellos la vid. El sistema se mantuvo durante la época de los visigodos. Sin embargo, fueron los árabes quienes lograron rentabilizar la infraestructura agrícola de la zona, aunque no se dedicaron al cultivo de la vid en exclusividad.

Con la Reconquista por Alfonso el Batallador, alrededor de 1.120, es cuando el cultivo del viñedo empieza a tomar relevancia en la zona, debido a la importancia que tenía el vino en la cultura cristiana de la Edad Media.

Desde finales del siglo XIII, Ainzón perteneció a la Casa de Luna, época en que tenemos documentos que demuestran la presencia de viñas en el actual Campo de Borja.

A comienzos del siglo XV las relaciones entre el cenobio cisterciense de Nuestra Señora de Veruela y Ainzón tomaron cuerpo a través de la posesión y control del término “La Peñazuela”, en donde había muchas viñas.

En 1.453, el monasterio y Ainzón deciden unir sus caminos, ya que fue en ese año cuando el cenobio, merced a la ayuda económica proporcionada por el propio pueblo de Ainzón, logró incorporar todos sus términos al señorío del monasterio. El Monasterio de Veruela compra los viñedos de Ainzón por una importante suma de dinero, 10.000 Florines.

Entre la documentación encontrada de esa época, hay multitud de citas a la presencia de viñedos; de hecho, muchos de los impuestos que la gente de Ainzón pagaba al monasterio, bien en dinero o en especie, eran por las viñas.

De todo esto, y junto a lo obtenido de las demás posesiones de otros lugares, obtenían los monjes el vino que diariamente consumían, vendiendo los excedentes.

Tras la catastrófica peste de 1.652, que asoló Ainzón y gran parte de la comarca, el monasterio decidió ayudar a la recuperación del pueblo con medidas tales como perdonar las deudas y relanzar el cultivo de la vid. Desde estos momentos la viña pasa a ocupar el primer puesto en importancia junto con la ganadería.

En el año 1.676 el Abad Fray Martín de Vera favorece el incremento de nuevas plantaciones de vid.

Durante el siglo XVIII, como nos demuestra J. Jordán de Asso, la vid y el olivo fueron fundamentales para nuestro pueblo; así el mismo autor nos cuenta como se comerciaba con vino de esta zona, enviándolo hacia Navarra, Castilla y las Vascongadas.

Pero con la llegada del siglo XIX, la ganadería perdió su anterior importancia en beneficio de la remolacha y de la vid. La primera tuvo su época de esplendor en torno a la segunda mitad del s. XIX, siendo luego reemplazada por la vid, a pesar del tremendo problema de la filoxera. Es en este siglo, durante el proceso de la Desamortización en 1.835, cuando el monasterio devuelve las tierras al pueblo de Ainzón.

Así llegamos al siglo XX, donde en 1.956 CRIANZAS Y VIÑEDOS SANTO CRISTO, S. COOP. de Ainzón, fue fundada como resultado de la asociación de viticultores de los municipios de Ainzón, Bureta, Albeta y Vera de Moncayo. Nuestra capacidad es de 10,5 millones de litros con una producción aproximada de 3,4 millones de kilos de uvas de las variedades: Tempranillo, Garnacha, Cabernet Sauvignon, Macabeo, Parellada y Moscatel.

Desde sus inicios ha sido pionera en la elaboración de vinos de calidad embotellados. En 1.978 se reglamenta la D.O. “Campo de Borja” con el objeto de conseguir para esta zona, dentro de la que se encuentran los municipios que forman esta Bodega, un reconocimiento al esfuerzo de sus viticultores y a la calidad de sus vinos, concediéndose definitivamente en 1.980 la Denominación de Origen.

Numerosas inversiones en los últimos años están dotando a la Bodega de la tecnología necesaria para elaborar vinos de gran calidad. Se ha procedido a la recuperación de antiguos depósitos subterráneos de cemento para sala de crianza debido a las excepcionales condiciones de temperatura y humedad que de forma natural se dan en estas salas. Los vinos son sometidos a procesos de crianza en barricas de roble, y posterior envejecimiento en botella, como resultado obtenemos unos vinos de crianza y reserva de alta calidad y representativos de los mejores crianzas de la D.O.

La Bodega elabora también vinos jóvenes tintos, rosados y blancos en la misma línea de calidad. Es destacable el Moscatel de Ainzón, cuya artesanal elaboración lo distingue del resto. A partir del año 1.984, y con la pertenencia desde ese mismo año en la D.O. del Cava, se inicia la elaboración de cava con uvas de las variedades Macabeo y Parellada, dando origen al Cava Brut Nature “Reinante”, apreciado por los grandes entendidos de cava.

Los proyectos más inmediatos de la Bodega se centran en continuar el proceso de inversiones encaminados a dotar la Bodega con los medios, tanto técnicos como humanos, necesarios para situarla entre las Bodegas de mayor prestigio. No obstante, cabe destacar el equipo humano con que cuenta la bodega en este momento, que con su trabajo y dedicación están haciendo realidad los objetivos marcados de calidad y comercialización.

La comercialización de los vinos está teniendo una gran expansión tanto en el mercado nacional, representados en la mayoría de las comunidades autónomas, como en el mercado internacional, siendo exportadores a diferentes países de la U.E. y fuera de ella.

En este momento estamos inmersos en un proceso de crecimiento continuo, tanto a nivel comercial, nuestras redes de ventas están ampliándose en el mercado nacional e internacional con el consiguiente aumento de las ventas, como a nivel de infraestructuras, con recientes modificaciones estructurales y tecnológicas, como a nivel humano, con diversas incorporaciones en las distintas áreas de la empresa.

CLIMA Y SUELOS

La comarca del “Campo de Borja” tiene clima muy continental con influencia invernal atlántica, con el viento “Cierzo” del noroeste frío y seco como característica más destacable, y con influencia estival mediterránea.

Estas condiciones climatológicas tan peculiares les dan a los vinos unas características especiales, muy diferentes de los vinos de otras zonas de producción.

Los contrastes térmicos entre el día y la noche y entre las distintas estaciones son notables, con temperaturas extremas. Las precipitaciones son escasas, con una media que varía entre 350mm, en las zonas bajas, y 450mm, en las zonas más altas. El “Campo de Borja” pertenece al Somontano Ibérico, del que forma parte como una subcomarca estructurada alrededor del Valle del Huecha.

El relieve corresponde a una sucesión de altiplanicies de altitud comprendida entre 350 y 700 m, con una topografía suave con amplias y onduladas curvaturas. La parte oeste es la que más accidentes geográficos tiene debido a su situación en las faldas del Moncayo; el cual tiene una considerable influencia en el clima de esta área, dándole carácter a nuestros vinos.

Una de las características que más están influyendo en el conocimiento de la zona y que contribuye al buen cultivo del viñedo es el estudio de sus suelos.

Los suelos que predominan en la D.O. son suelos pardo - calizos y suelos de terraza, con pedregosidad media, buen drenaje, niveles medios de materia orgánica y ricos en nutrientes. También existen suelos arcillo - ferrosos en las laderas más próximas al Moncayo, donde la pedregosidad es mayor. Constituyen suelos muy indicados para el cultivo del viñedo con producciones de calidad

ORIENTACION GEOGRAFICA

El “Campo de Borja” está situado al noroeste de la provincia de Zaragoza, a unos 60 kilómetros de la capital. Borja está situada entre el Sistema Ibérico y el Valle del Ebro. Empieza en el Somontano del Moncayo y va hasta el Valle del Río Huecha y los Llano de Plasencia.
El “Campo de Borja” está formado por los términos de 16 municipios: Agón, Ainzón, Alberite de San Juan, Albeta, Ambel, Bisimbre, Borja, Bulbuente, El Buste, Fundejalón, Magallón, Maleján, Pozuelo de Aragón, Tabuenca y Vera de Moncayo.

NUESTROS TIPOS DE UVA

GARNACHA: Es la variedad aragonesa por excelencia. Sus uvas bien cuidadas y elaboradas nos permiten obtener vinos rosados de excelente calidad, con intensos aromas a frutas rojas maduras y color fresa muy vivo.
Se obtienen vinos tintos con aromas afrutados de frambuesa y sabores cálidos, con un paso en boca suave y aterciopelado.
En su crianza muestra buen comportamiento, logrando desarrollar una estructura y complejidad excelente para las grandes añadas.

TEMPRANILLO: Segunda variedad más extendida y también de gran calidad.
Sus vinos gozan de marcado equilibrio en su acidez, de fino aroma y sabor, los cuales recuerdan las fresas y frutos silvestres (moras, grosellas, etc.). Intenso color con tonos amoratados y de cuerpo pleno y redondo en boca.
Se utiliza tanto en vinos jóvenes por su expresivo y denso aroma, como en crianza por su comportamiento en los procesos de óxido - reducción.

CABERNET-SAUVIGNON: Originaria del Medoc francés, está presente en todos los continentes Uvas de color intenso y piel gruesa que producen vinos con intensos colores violáceos y sabrosos con marcado y típico carácter de pimiento verde, grosella, mina de lápiz y tabaco.
Variedad óptima para la crianza, pudiendo formar parte del “coupage” para vinos jóvenes.

SYRACH: Variedad de incierto origen persa, con importante implantación en el centro y sur de Francia. Los prestigiosos vinos de Hermitage suelen estar elaborados al 100% con esta uva. El vino de syrah es un vino amable y sabroso, de aroma profundo a frutas silvestres y a violetas. El color es intenso, profundo. En boca suelen ser vinos robustos, estructurados.

MERLOT: Procede de la región de Burdeos. Tras la Cabernet-Sauvignon, es la variedad de uva más frecuente en todo el mundo. Origen de vinos muy aromáticos y finos, sin dejar de ser aromático y carnoso. Es de color rubí muy intenso, de graduación mediana y envejece rápidamente sin perder calidad. Se complementa bien en trasiegos con garnacha para los vinos jóvenes, y con cabernet sauvignon, bobal o tempranillo para la crianza.

MACABEO: También llamada Viura. Variedad blanca más extendida en nuestra zona.
Se obtienen vinos blancos muy suaves y elegantes, equilibrados en su acidez, pálidos, de color amarillo limón con tonos verdes e importantes y afrutada expresión aromática.
Es variedad típica de vinos jóvenes, aunque también se puede utilizar para la fermentación en barrica y elaboración de cava.

MOSCATEL DE GRANO MENUDO: Siendo técnicamente una uva blanca, hay variedades de moscatel de grano menudo que producen bayas que son rosas o marrón rojizo. Produce vinos blancos y dulces naturales con aromas potentes, elegantes y florales, muy utilizada para la elaboración de vinos aromáticos. Como vino es generoso, con un alto grado de azúcar sin fermentar.

VERDEJO: Variedad “autóctona“ del valle del Duero. De gran calidad, una de las mejores variedades blancas de España. Produce vinos medianamente alcohólicos, de color amarillo verdoso con tonos acerados. Son muy aromáticos en nariz destacan los aromas a almendra amarga. Tienen una acidez entre media y alta. Son vinos con cuerpo, glicéricos, pero con cierta suavidad, aunque el retrogusto es ligeramente amargo.

SAUVIGNON BLANC: Blanca. De origen francés (región de Burdeos). Se comporta muy bien en vinos sometidos a crianza y en los cavas. Produce vinos secos muy elegantes y equilibrados con gran intensidad aromática que en general, resultan vinos frescos, afrutados, actuales y muy perfumados. Entre los aromas que percibimos se encuentran el pomelo y el maracuyá. Los vinos tienen alto contenido alcohólico que pueden beberse de jóvenes o después de pasar por madera. Vinos de fuerte personalidad aromática (lichi, piel de melocotón) y boca fresca y suave.

GARNACHA BLANCA:. Se encuentra muy extendida en España. Las uvas de vino blancas garnacha blanca es una variedad que produce vinos alcohólicos, de gran cuerpo con acidez media alta y ricos en extracto. Cultivada en zonas frescas mejora la acidez de sus vinos. Los contenidos de potasio y ácido málico en vino se consideran bajos.
Los vinos de Garnacha blanca son de color amarillo-verdoso, y poseen aromas de intensidad media, con notas florales, afrutadas y herbáceas. En boca son ligeros, ácidos y con persistencia media.

CHARDONNAY: Procede de la región francesa de Borgoña. Uva de gran calidad, muy fina, da lugar da lugar a vinos dorados, grasos, aromáticos, con olor a bollería y a mantequilla, que mejoran con el paso del tiempo y van muy bien con un poco de crianza en madera. Los vinos elaborados con la variedad chardonnay son vinos con gran personalidad, muy equilibrados, de riqueza alcohólica mediana, sobre los doce grados, pero sumamente finos y de gran aroma.