Lidia de Gregorio López

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Me llamo Lidia de Gregorio y me considero cocreadora de historias, experiencias, momentos y finales felices. Artesana de eventos con alma; la del sueño de sus protagonistas.

Mi andadura en la organización de eventos se inició a raíz de la preparación de mi propia boda. El 13 de septiembre de 2014 un pedacito de realidad dio al fin vida al mayor de mis sueños, casarme con la persona a la que quiero. Fueron más de dos años de preparativos, tiempo en el que terminé de enamorarme de la belleza de celebrar el amor, o de celebrar con amor, con todos los que amas, y descubrí en ello mi verdadera vocación. Una vocación de comunicar en directo, de humanizar proyectos; de llegar a la gente y conseguir objetivos mediante un lenguaje de emociones y sensaciones.

La celebración de mi boda contó con un presupuesto limitado y presentó serias dificultades, pero la experiencia de su creación me permitió darme cuenta de que nada es imposible si hay amor hacia lo que verdaderamente deseamos.

La idea de casarnos surgió en un momento en el que no nos acompañaba una situación económica muy halagüeña. Sin embargo, creo que fue la esperanza de crear nuestro "Sí, quiero" la que nos hizo superar los días yermos del desempleo, y, poco a poco, colocando pequeñas piedrecitas, nuestro proyecto de celebración modesta en recursos, pero rica en emoción, detalles y alegría, cogió cuerpo. Y después le pusimos alma, y la llevamos a festejar el día más feliz de nuestras vidas.

Y así sembré el germen de lo que hoy es "Violetas en el asfalto", un proyecto que pretende acercar el concepto de event design a parejas y familias con menos recursos, pero una enorme ilusión, y que toma su nombre del siguiente pasaje de la canción "Candombe para olvidar" del cantautor Ismael Serrano: "Pero hay siempre un Viernes en cada isla, un asfalto en el que crecen las violetas. Y hay palacios con tejados de uralita, que nos salvan igualmente en la tormenta."

Porque los sueños siempre acaban floreciendo en cualquier escenario, bajo cualquier circunstancia. Se sustentan en las raíces del amor, y los nutre la salvia de la ilusión, capaces de encontrar arena de playa bajo cualquier adoquín, entre el alquitrán de lo que en apariencia es solo un trozo estéril de asfalto. Que acaban por hacer brotar, regadas con esfuerzo, entrega y mucho tesón, cualquier proyecto o idea que imagines. Y cuando al fin dan sus frutos producen una satisfacción increíble, la belleza indescriptible de la pasión vencedora en un terreno hostil; el amor que triunfa frente a toda extrañeza.

En palabras del bloggero de “Sin vapor y sin vela”:

“Por eso disfruto, todos lo hacemos, de ese momento mágico en que encuentro algo maravilloso en un contexto extraño, porque es algo tan vivo y sorprendente como encontrar una planta con flores en un trozo de pavimento roto al lado de un paso de cebra. Una experiencia muy diferente del paseo por el campo en primavera.”

Una experiencia diferente, pero excepcional. Y es que la vida, y con ella sus experiencias y momentos más especiales, no necesita ser perfecta para ser maravillosa.

Nunca aceptéis un no por respuesta si hay entusiasmo en ese pensamiento. Siempre hay una forma de recrear los sueños; los vuestros serán los míos y juntos conseguiremos que vuelen alto. Si te encanta la decoración con tul, pero no puedes permitírtela, lograremos el mismo efecto con los visillos Lill de Ikea; por 3 euros, ¡una cantidad de tela impresionante que hará evocar doseles de princesas! ¿Sueñas con casarte al aire libre, rodeada de románticos espacios naturales, pero no puedes costearte el alquiler de una finca al uso? Buscaremos una casa o un albergue rural donde tu celebración tendrá lugar en un ambiente mágico. ¿Quieres celebrar el bautizo o la comunión de tu hijo, pero las propuestas de los restaurantes te resultan demasiado caras? Organizaremos una fiesta en tu casa, en un jardín o en un local que resultarán memorables.

Cuéntame tu idea y le pondremos alas.

A por esos sueños... Que la ilusión lo cambia todo, y este mundo necesita cambiar.

¿Soñamos?